@Cristina_QS Sé que llego tarde, sé que ya no viene a cuento hablar de ella. Pero no he podido resistirme a sus encantos… Porque yo era de ‘esas personas’, de ‘esas personas’ que se habían dejado llevar por los prejuicios, de ‘esas personas’ que pensaban que la unión de cine español, mudo, en blanco y negro, y esa Blancanieves de la España cañí no tenía mucho sentido. Me equivoqué. Mea culpa.
Nunca hubiera escogido la película de Pablo Berger como opción para ir al cine, de hecho me crucé con ella por casualidad. A raíz de nuestro post ‘Sobres, lesiones, tuits y toda una serie de catastróficas desdichas (en los Goya)’ recibimos la propuesta de @Blancanieves_RE para asistir al reestreno. Tras autoconvencernos de que, aunque sabíamos que la película no nos iba a gustar, ya que nos habían invitado debíamos darle una oportunidad. Y allí fuimos. 
¿Sorpresas? Muchas. ¿Equivocaciones? Todas. Esta reinvención con sabor andaluz de Blancanieves nos hizo morder la manzana. Visualmente perfecta, con una estética más que poderosa donde no sobra ni falta un solo plano. Y ese montaje, que más que montaje es un baile flamenco. Todo un alarde del lenguaje audiovisual, pero ¿por qué no terminó de funcionar en taquilla?
Que se estrenara después de ‘The Artist’ le restaba mérito – aunque se empezara a gestar mucho antes – e, incluso, corría el riesgo de ser considerada oportunista. Si a esto sumamos muda, en blanco y negro, toreros y flamencas, y una nueva versión del cuento de Blancanieves (después de estrenar tres o cuatro seguidas); es cierto que la película de Berger tenía todas las papeletas para echar atrás a los espectadores. ¿Qué necesita esta película para conseguir el éxito que se merece?
No vamos a negar que 10 premios Goya son más que un importante empuje, pero lo que realmente le hace falta es conseguir que se hable de ella, el boca a boca. Ya puede tener unas críticas estupendas y conseguir todos los Goya del mundo, que si una película no te entra desde el primer momento, no te entra y punto. Sin embargo, si gente como tú, comienza a hablar de ella y te dice ‘oye, Blancanieves es buena’, tu percepción quizás cambie.
Yo, desde aquí, recomiendo a todo el mundo que deje sus prejuicios de lado y apueste por ella porque el cine español se merece este tipo de películas. Este tipo de relatos de aquella España, aquella España donde el traje de luces y la bata de cola se fusionaban, ese tipo de películas donde los buenos son muy buenos y los malos tremendamente malos. Un cuento de aquí, de casa, en el que la imagen vale más que la palabra.
Alfonso Villalonga se lo merece todo por esa banda sonora. Su música consigue que el espectador no eche de menos los diálogos, consigue crear un universo paralelo de encanto y ensoñación donde te ves inmerso desde el primer minuto. Una melodía que hace que las imágenes bailen a su son, que tiene fuerza, garra y carácter andaluz.
Nueve años después de ‘Torremolinos 73’, Pablo Berger ha conseguido el más difícil todavía. Ha conseguido ser mejor que su gran rival (‘The Artist’). Ha apostado por una película que no podía estar más lejos de la aceptación. Ha convertido el cuento de los Hermanos Grimm en una sátira social de técnica impecable y luz perfecta. Una historia de esas que te golpea en lo más profundo, que te desgarra, que consigue que tú también seas Blancanieves… ‘Bienvenida a tu nuevo hogar, pequeña’.
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